lunes, 24 de febrero de 2014


EL TOPO


Alejandro Jodorowsky (Tocopilla, Chile, 1929) filmó El Topo en 1970. En él participaron su hijo Brontis –hoy actor y director teatral- y su hijo Adán, músico conocido en el medio como Adanowsky.  En octubre pasado, durante el Festival Internacional de Cine de Morelia 2013, Brontis contestó las preguntas que le hizo el público en torno a El Topo y develó algunas de sus claves.
-¿Cómo fue la experiencia de filmar esta película?
Cuando eres niño no tienes dualidad ni separación contigo mismo, es tu normalidad. Para mí era hacer una película de Cowboys. Cómo se hacen los balazos, cómo se hacen los trucos. En la filmación descubrí cómo se hacía el cine. Eso cambió mi manera de ver cualquier película. A los seis años y medio era un actor muy dedicado. Me lo tomé muy en serio.  Lo que aprendí es que cuando estás actuando tienes que estar en un estado de credibilidad total y no sólo saber lo que tienes qué hacer. Esas son las cosas que recuerdo. Cómo disparé la pistola. Te diviertes y descubres todo. Más tarde, cuando estás en la vida del arte tienes que comprender la técnica y estar muy bien preparado para captar la espontaneidad.
-¿De dónde sacaron a los actores?
Qué sorprendente, ¿no?, hay enanos, gente deforme, mutilados, pero esa es nuestra realidad. Alejandro Jodorowsky abrió los ojos y miró. En el cine de México y Latinoamérica no se muestra eso, no  existe, pero Alejandro los puso a cuadro. El artista no inventa algo. Ve algo que tú no ves para ampliar tu visión del mundo. El arte es algo que nos abre los ojos aunque se defina de diferente manera para cada cual.
-La vi hace 40 años, pensé que ya estaba caduca, pero estoy espantado, me espanta y habría que reflexionar sobre eso.
Eres el mismo individuo pero no eres el mismo hombre. Has cambiado. Has vivido. Tu manera de sentir y de ver ha evolucionado hacia el espanto, lo que yo comprendo muy bien.  Comprendo tu espanto.
-¿Crees en la psicomagia y por qué?

Sí, porque la he experimentado y he visto que ha sido eficaz para mí. He constatado su efecto en mi vida. A la gente le ha sido útil, no ha toda, pero eso forma parte de la complejidad del ser humano. Cada uno busca las maneras de curarse para estar bien consigo mismo. Yo la he empleado para mí. También con una de mis hijas. Aquí tengo a mi hermano Adán. Él sabe, hemos vivido en eso.
-¿Qué tanto te influyó El Topo?
Fue un modelo para mi búsqueda artística pero ya que fui adulto. Yo nunca me sentí traumatizado por lo que pasa con mi personaje en El Topo. Una obra de arte es como un sueño. Todo lo que sueñas eres tú. Si ves la película con atención descubrirás que el niño de El Topo es Alejandro y el Topo es Jaime, su padre. El Topo es una historia y una película de fracaso. El Topo quiere evolucionar pero fracasa. No te preocupes tanto en qué me influenció a mí sino en qué te puede influenciar a ti.
-¿Hubo un momento en que no te gustó El Topo? ¿Llegará un momento  en que tengas la visión definitiva de ella o de cualquier obra de arte?
Mira, cuando la tenga te cuento. Pero hay que darle vuelta a la página, no me voy a pasar la vida releyendo la película de mi papá.
-¿Cómo ves la imagen de tu padre? ¿Es un escalón o una sombra?
A mí me pasa algo genial, muchos años fui el hijo de, ahora –oh maravilla- soy el hermano de y más maravilla aún, mi hija es actriz y ahora ya soy el papá de. Mi padre nunca ha sido un escalón para mí. Colaboré con él hasta los 45 años, después de 20 años de carrera. Colaboramos de artista a artista. ¿Debe ser muy duro eso, no? Tener un papá conocido, creativo, a los 85 años haciendo cine, con la sala llena para ver una retrospectiva, un artista con espiritualidad, activo sexualmente… duro hubiera sido tener un papá que no tuviera imaginación, que no se preocupara por la educación de un ser, que no tuviera vida espiritual,  que no  supiera nada de arte, que dice “no me molestes” cuando están pasando el Cruz Azul-América, ¿no?  A cada cual su Karma.
-¿Por qué en El Topo siempre estás desnudo y  hasta el final ya estás vestido de fraile?
Yo hice toda mi participación desnudo, pero al final no soy yo, es otro actor. En aquélla época ya era exhibicionista. Soy el actor exhibicionista, pero nada más en el cine. En la vida real me sé controlar. Esa pregunta es para Alejandro… yo puedo interpretar, es la inocencia, es la pureza, es el estado primero, es la belleza de un cuerpo.  Yo lo interpreto así. 

martes, 18 de febrero de 2014

LA GRAN AVENTURA LEGO

The Lego Movie[1] (Estados Unidos, 2014) no gustó a la clase conservadora estadunidense.[2] La película les pareció anticapitalista. Para ellos, el filme busca adoctrinar a los niños sobre el empoderamiento de la clase trabajadora, misma que ahí aparece explotada por el Sr. Negocios en una sociedad automatizada y condicionada por las leyes del mercado, el consumismo y la explotación. Para este sector de la sociedad estadunidense, la izquierda se habría apoderado de Hollywood desde hace mucho tiempo. Pero, ¿de qué trata la película y qué diablos es un lego? 
Una pieza de lego es un bloque de plástico interconectable. La empresa que los distribuye  nació en  Dinamarca en 1934 y hasta 1949 sólo producía juguetes de madera. El nombre de la empresa -Lego- provendría del danés “led godt”, que significaría “juega bien”.  Los orígenes de Lego serían bastante humildes, un carpintero pobre de Billund, Dinamarca, Olek Kirk Chriastensen, los habría ideado en su modesto taller. Al día de hoy, Lego es una de las compañías de juguetes más respetadas del mundo. Una de las particularidades de la empresa es la brindar a sus clientes la posibilidad de contruir mundos o universos paralelos basados en su arquitectura, así las cosas, tenemos desde universos Medios de Transporte y Edad Media, hasta universos Stars Wars y Harry Potter. Estos mundos están habitados por figuras en miniatura, “minifig”, “personitas lego con brazos y piernas articuladas y una amable sonrisa”. [4
Un “minifig”, de nombre Emmet, es el protagonista del filme. Emmet es un obrero común, sin habilidades creativas, sólo sabe seguir instrucciones. Es un buen obrero porque sabe hacer sólo la parte que le corresponde dentro de la gran cadena de pequeñas y diversas acciones que conforman el proceso de producción. En un mundo donde la creatividad, la diferencia y pensar por cuenta propia es el peor de los crímenes -la semejanza con Neo, el héroe de la trilogía Matrix es evidente- la resistencia está encabezada por un puñado de Maestros Constructores -una especie de “minifigs” en peligro de extinción- que aún logran materializar sus propias ideas sin rendirle pleitesía al Señor Negocios. Éste pretende -con un malévolo plan- acabar definitivamente con el cambio y la creatividad en el mundo. Ver la película en una sala atestada de niños es un ejercicio estimulante. Los pequeños ríen por cosas que uno no comprende. Su aguzada inteligencia termina por mostrarnos belleza y humor increíble donde nosotros no atisbamos nada. En su aventura, el obrero Emmet está acompañado por  Batman -en su versión más deliciosamente ególatra- así como por la bella Estilo Libre, el viejo místico Vitruvius y los conocidos superhéroes Linterna Verde, La Mujer Maravilla, Superman y un sin fin de personajes que ya forman parte -querámoslo o no - de la cultura popular occidental. El súper equipo es necesario porque enfrente tendrán a un súper villano esquizofrénico: Polícia Bueno-Polícía Malo. Warner Brothers, la gran productora estadunidense -misma que no tiene nada de anticapitalista -se ha anotado un éxito rotundo que le traerá aún más envidias. Quizá dentro de poco sea tildada de socialista y los juguetes Lego sean proscritos por... comunistas.

domingo, 9 de febrero de 2014

Yo, Frankenstein



Esta reseña ha sido escrita para evitarle un coraje

I, Frankenstein[1] (Estados Unidos, 2014) cuyo título también podría ser Yo, Churrostein, es una película gringa que tuve la desgracia de ver el fin de semana pasado en una de las salas de los complejos cinematográficos que tenemos en Zamora. Mientras la sufría recordé a mi padre, que ante mi entusiasmo adolescente por los filmes estadunidenses y mi insensato desprecio por el cine mexicano –él por lo demás un experto y un defensor del viejo cine nacional- alguna vez me espetó: “Ya verás que los gringos también hacen churros”. Y no es que éste haya sido el primer churrazo venido del norte que me haya tenido que zampar, pero quizás sí sea uno de los más abominables.
Si usted es un  fan de Mary Shelley y su Frankenstein o el moderno Prometeo (1818) y espera ver una versión actualizada de esa historia, saldrá decepcionado. El célebre monstruo –protagonista de lo que se considera una de las primeras novelas de ciencia ficción- se diluye para dar paso a una historia francamente inverosímil. Resulta que durante el tiempo en que los seres humanos hemos destruido y construido el mundo que habitamos -de forma paralela- ha tenido lugar una batalla mística de proporciones escatológicas. El Demonio y sus legiones de ángeles caídos, empeñados -nomás por purititito odio- en esclavizar a los hombres para que se achicharren ad libitum en el fuego del infierno, han tenido que enfrentarse a un ejército de Gárgolas -esos monstruos de piedra que adornan las catedrales góticas- aquí vivificadas por ángeles fieles al Creador y al fundador de su Orden Guerrera: el mismísimo arcángel San Miguel.
Durante siglos, Gárgolas y Demonios combaten y la cosa anda como en un empate técnico. Nada inclina la balanza hacia alguno de los bandos hasta que –adivinó usted- aparece  Frankenstein, el primer ser no creado por Dios sino por el hombre. ¿Tiene alma Frankenstein? No lo sabremos sino hasta el final del churro, mientras tanto, lo que sí sabemos que posee es una gran sed de venganza contra los hombres y contra todo lo que se le ponga enfrente. Demonios y Gárgolas Angélicas -¿es esto posible?- luchan por sumar a sus huestes a lo que consideran será el fiel de la balanza. Y es que los gringos no respetan ni a los héroes que les dieron patria, ya ve, no hace mucho pusieron al mismísimo Lincoln a cazar vampiros.[2]
Ante semejante bodrio producto de la bazofia estadunidense quizá ya sea hora de que los noveles directores mexicanos hagan lo mismo. Morelos e Hidalgo combatiendo al Hombre Lobo, a Drácula, a la Llorona o a la Señorita Laura, quizá logren ser más convincentes e inspiradores que las versiones que de esos personajes nos dio el cine emanado de los frustrados festejos del Bicentenario de nuestra Dependencia. ¿O qué cree usted?






[2] Si no lo cree vea el avance a través de este link, https://www.youtube.com/watch?v=kRmjqIrre3I