martes, 4 de marzo de 2014


Blue Jasmine


Jazmín Azul (Estados Unidos, 2013), es la última película escrita y dirigida por el cineasta estadunidense Woody Allen.  A diferencia de Medianoche en París[2] (2011) y A Roma con Amor[3] (2012), ambas deliciosas comedias, Blue Jasmine  es un drama no excento de humor negro. Con un reparto encabezado por la excelsa Cate Blanchett, Blue Jasmine discurre por tenebrosos asuntos: el clasismo, las enfermedades emocionales y la ruina económica.  Éstos se entremezclan para confeccionar un peligroso coctel que no dejará indiferente al espectador y lo atrapará de golpe en medio de las poderosas interpretaciones de un  reparto que se bate en un duelo de vigorosas caracterizaciones.  El filme emplea de forma magistral las escenas retrospectivas –flasbacks o analepsis- para contar la historia de Jasmine (Cate Blanchett), una hermosa, clasista y neurótica mujer caída en desgracia tras el fin de su matrimonio con un poderoso empresario. El tobogán de la vida y la fortuna lleva a Jasmine de la vida aristocrática de Nueva York a las modestas condiciones de sobrevivencia con las que tiene que lidiar su hermana Ginger (Sally Hawkins) en San Francisco, al otro extremo del territorio de nuestro poderoso vecino del Norte.
Fiel a su costumbre, Woody Allen, discurre por las inextricables motivaciones de la mente humana y las complejas relaciones que lo miembros de la especie entablamos con nuestros pares. Tanto Jasmine, como Ginger, son hijas adoptivas de diferentes padres biológicos.  La caída de Jasmine a los barrios clase medieros de San Francisco es sólo el telón que sirve de fondo al drama de dos seres humanos irremediablemente separados por sus pasados emocionales y sociales.  

El filme confronta también dos mundos: el de la costa Este estadunidense, “viejo”, clasista, sofisticado y excluyente en contraposición al que emana del de la costa Oeste, relativamente más joven, más “pobre” y en busca de “oportunidades” para todos los que se atrevan a conquistarlas. A ritmo de blues, Woody Allen cuenta –él mismo un músico experimentado- la confrontación entre ambos universos sociales y la miseria de la condición humana. Narra también cómo los infructuosos intentos por entendernos fracasan cuando a través de ellos lo que realmente intentamos es sacar el máximo provecho –emocional, económico o sexual- de los seres con los que compartimos el insignificante fragmento de tiempo y espacio del devenir que en suerte nos tocó intervenir.




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